pastores   El Pastor y su voz en los imaginarios socio-políticos

Dr. Marco A. Huerta

Considero que algunas iniciativas pastorales hacia el quehacer socio-político, son el ejercicio válido de una responsable teología pública. La participación que se asume, nunca es ajena a la praxis pastoral, es más, en esa participación nos constituimos en una voz, pero una voz distinta, ya que es una voz renacida y libre por el evangelio, capaz de pronunciarse en diversos temas, tan propios de nuestra cosmovisión de la vida, justicia y el bien común.

En mi experiencia como académico y ministro, no puedo quedar impávido ante noticias, como la muerte de los 10 inmigrantes encontrados en un camión de carga en San Antonio TX; o la intolerancia de aquel también migrante, que arrojó al suelo la venta del sustento de otro migrante en Los Ángeles CA; y que decir de los deplorables tratos que han sufrido muchos por xenofobia (muchos de estos tratos nunca mostrados por televisión o las redes sociales). De alguna manera, este concierto de injusticias me ha llevado a repensar mi sentido misional, no sólo en lo eclesiástico, sino también en terrenos tan complejos y delicados como los imaginarios socio-políticos.

No soy político ni pertenezco algún partido, ni mucho menos llamo a la gente a identificarse con una cosmovisión partidista. Pero soy un ministro del evangelio y un ministro consciente de que es también una figura pública, expuesta a que te pidan razón de tu saber y cosmovisión, en temas de profunda sensibilidad; y ante dicha oportunidad no podría guardar silencio.

¿Qué dimensiones adquiere nuestra pastoral y la predicación misma del bendito evangelio, en medio de un sistema que sostiene leyes antojadizas? Es cierto que Jesús no se metió en política, pero públicamente etiquetó a Herodes con una fuerte figura metafórica, desaprobándolo a él y su sistema político corrupto. Claro, Jesús lo hizo porque la impunidad en aquel entonces era total, pero hoy no es necesario la caricatura metafórica (aunque para algunos comunicadores de televisión sea su único recurso inteligente la caricatura, para tratar a evangélicos o católicos con ideas disidentes). Pero no es necesario las etiquetas, ya que hay maneras válidas de incomodar y señalar que tal ley o actitud del gobierno no me reprepresenta; denunciando ampliamente su contradicción, pero por favor; exponiéndolo con altura intelectual y autoridad moral.

No soy un socialista iluso o liberal (como a veces me han etiquetado), pero si soy alguien del camino y un hermano menor en la comunidad donde sirvo, que entiende que una palabra pastoral no sólo debe traer alivio al espíritu, sino a todo el entretejido existencial de la vida. Por favor consiervos, no hablo que lo político sea una dimensión estructuralmente pastoral – no para nada – más bien, creo que lo político y otras realidades, son escenarios eventuales donde el pastor puede pronunciarse como autoridad pública, sin comprometer o descuidar su función principal que es ser ministro y predicador del evangelio. No creo tampoco que la idea sea la cristianización del gobierno y que el proyecto del reino sea únicamente una re-ingeniería social, sin duda, el reino es mucha más que justicia social; el fin del reino es que todos conozcan la salvación de nuestro Señor. Pero si creo, que si se da la oportunidad en el ejercicio cívico, como pastor ser una voz y expresarnos con la libertad que nos otorga los dinamismos democráticos, con el fin de presentar no sólo una denuncia, sino una visión que expresa una sólida cosmovisión de la vida, el individuo, la familia y la ciudad.

Predicar el evangelio del reino es predicar salvación, y en algunos escenarios sociales, también será necesario que en la narrativa del reino se incluya lo que pensamos del maltrato al obrero, el femicidio, trata de persona, niños en vulnerabilidad socio-económico, el derecho a la asistencia médica de calidad, el sensible, complejo y no fácil tema del aborto, sistema judicial igualitario y tantos temas, ¡pero tantos temas! que están en la palestra social y que deben ser abordadas con sensibilidad pastoral, con apertura, inteligencia y solidaridad.

Recordemos que al acercarnos a la reforma, nos encontramos con su legado socio-político; la democratización de la educación pública de calidad, inhabilitar las políticas xenofóbicas, lucha contra el analfabetismo, justicia social, abolir la esclavitud; entre muchos temas (gran herencia). Creo en iniciativas de hermanos que toman la carrera política con vocación, altura profesional y buenas propuestas públicas; nuestra oración y porque no, nuestro apoyo a ellos. Pero creo también, en pastores con sensibilidad de ciudad; iniciativas responsables y bien pensadas, en lo posible no partidistas. Iniciativas que benefician el barrio donde están y donde Cristo y su mensaje en esa acción, puedan verse perfectamente interpretados. Estoy convencido, que nuestra tarea fundamental es predicar a Cristo y llevar a cabo su proyecto de hacer discipulos. Pero tambien, estoy convencido que no sólo la fe es patrimonio pastoral; tambien lo es la justicia, la esperanza, el amor y la dignidad.

Hay escenarios donde la impunidad reina y la injusticia es el pan diario y no existen voces que la detenga, sino sólo la de un pastor, que se hace oír fuera de la puerta y que su púlpito también es la calle (ejemplo insigne el Pastor Martin Luther King).

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