equipo_interdigitalProceso y beneficios en el arte de formar un equipo de trabajo

Dr. Marco A. Huerta

Formar un equipo es una de las significativas decisiones que todo líder debe considerar en alta estima. Los ministerios sobresalientes son el producto de una gran unidad de trabajo. Definitivamente no existe la historia del solitario triunfador, sin nadie al costado. El que se propuso trabajar sólo, ahora está tirado en la esquina cansado y frustrado, considerando valiosísima la ayuda de otros.

El apóstol Pablo nos enseñó el gran poder que se anida en la unidad (I de Corintios 12:4-6, 12, Efesios 2:21-22). Jesucristo mismo teniendo toda la autoridad y poder, valoró la formación de un equipo ministerial. El Evangelio de Marcos señala que una vez que Jesús principia su ministerio en Galilea, llamó a los primeros dos integrantes de su equipo; Simón y Andrés (1:14-17), más adelante llama a Jacobo hijo de Zebedeo y a su hermano Juan (1:19-20), seguido llama a Leví (2:13-17), y por último al resto (3:13-19). El propósito de Cristo no fue sino establecer un equipo con quienes revolucionar el mundo.

Si Dios nos ha llamado al servicio ministerial, será mejor que valoremos la formación de un equipo de trabajo. Debemos considerar las capacidades de otros (I Corintios 12:12). No podemos hacer las cosas solos. Es señal de humildad e inteligencia reconocer las habilidades y contribuciones de los demás.

A continuación quiero proveerte tres consejos sencillos, modelados por el mismo Jesús, que facilitarán tu proceso de formación de un idóneo equipo.

1.Considera la dirección divina

Jesús no elige a sus discípulos de manera improvisada. Cada paso que dio, fue bajo la instrucción de su Padre (Juan 5:19, 6:38, 8:29, 10:37). Su estado de consagración garantizaba su notable discernimiento. Definitivamente es razonable pedir dirección divina, ya que él único que conoce los corazones de los hombres es el Santo Espíritu de Dios. El nos guiará a conectarnos con las personas idóneas.

2. Considera la inversión singular

Una vez elegida las personas, debes invertir en su consolidación y ajuste. Acoplar un equipo requiere tiempo, energías y mucho carácter para sobrellevar las dificultades. Debes considerar que en el proceso de ajustar un equipo, los choques son latentes y constantes. Debes estar listo para actuar con autoridad, con el fin de establecer reglas de convivencia. Considerar la inversión singular es invertir tiempo en cada uno de ellos, para descubrir sus virtudes y debilidades, y sacar el mayor provecho a sus capacidades.

3. Considera la actualización permanente

Estando en un persistente ajuste, considera la actualización permanente de tu equipo. Recuerda que necesitamos líderes actualizados. Nuevas comprensiones administrativas, harán de ti y de tu grupo de trabajo, líderes mas seguros y efectivos. Vivimos en un tiempo complejo y cambiante, por lo tanto, la preparación y especialización nos garantiza estar al galope mismo de las demandas, desafíos y exigencias del presente y complejo siglo.

 Beneficios al formar un excelente equipo de trabajo:

 1. Desarrollo de una alta interacción. Como el equipo es diverso 
en dones, cosmovisiones y vivencias, cada uno aportará luz en 
los proyectos a seguir. El “pinponeo” de ideas y aportes, estimula un saludable ejercicio retro-alimentador.

 2. Efectividad garantizada. Los proyectos que pasan por varios filtros de análisis, se hacen mas puros y efectivos. El análisis “pro y contra”, hacen que los proyectos sean mas proactivos, intencionales y específicos.

3. Se abarca mucho y se aprieta bastante. El equipo tiene un solo corazón pero muchas extremidades. La fuerza se multiplica. Se consideran varias áreas, de tal manera, que los resultados son mas abarcadores, seguros, inmediatos y viables.

4. Actualización permanente. El equipo exige evaluar las acciones inmediatas. La saludable y necesaria dinámica de la evaluación constante nos encamina a una actualización permanente.

5. La tensión es menor. El compartir la responsabilidad y el esfuerzo, hace que los niveles de tensión sean menores. Cuando trabajamos, compartiendo áreas especificas, el trabajo se hace mas aceptable, prometedor y placentero.

6. Agenda dinámica. El alto nivel de ejercicio 
mantiene al equipo activo. La acciones proactivas son productivas. Cuando termina un proyecto y se evalúan los resultados, nace un nuevo y depurado desafío, manteniendo al equipo en un constante avance, vanguardia y progreso.

7. Una amplia mirada. El abanico cosmovisional de un equipo está extendido al máximo. El equipo mira el paisaje desde diferentes frentes. Las diversas ópticas traen a la mesa de diálogo las distintas necesidades que se deben suplir.

8. Evita la soledad. La Biblia habla de equipos ministeriales; Jesús y sus discípulos, Débora y Barac, Pablo y Bernabé, entre otros. La gran empresa de Dios es grande y solos no podríamos con todos los desafíos. Nos necesitamos para cumplir la tarea que se nos ha encomendado.

9. La auto-crítica y la evaluación es objetiva. El equipo garantiza evaluaciones mas beneficiosas, diversas y objetivas. Todos tenemos puntos de vista diferentes y eso no debe generar algún tipo de conflicto. Siempre habrá algo que no alcanzamos a percibir, pero que otros si la consideraron.

10. Proactividad. En un equipo de trabajo puedes percibir una atmósfera de solidez y propósito. No se trabaja bajo improvisaciones ni en resultados inciertos, sino desde planificaciones, esperando resultados previstos, objetivos y productivos.

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