El asalariado abandona
“El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa” (Juan 10:12 NVI)
Dr. Marco A. Huerta
Jesús muere para provecho y favor de las ovejas. No es sólo una culpa moral, ni mucho menos un conflicto religioso, lo que moviliza al Padre a dar su Hijo en sacrificio. Jesucristo da su vida por la seriedad del problema humano; distanciamiento del hombre para con Dios, la gravedad del pecado existencial y la tragedia de la muerte. La humanidad está desechada de la gloria de Dios, y es el evento de la cruz y la tumba vacía, el inicio de la restauración de todas las cosas.
La muerte es parte de la esencia del evangelio. Es el distintivo ennoblecido de Cristo como pastor. El lleva a plenitud la imagen pastoral, evidenciando que no sólo vive para las ovejas, sino que ademas, puede morir por ellas. Pero el asalariado no conoce dicha plenitud. Puede fácilmente abandonar las ovejas, si sus intereses y su propia vida está en juego. El abandono evidencia en él, la ausencia del amor del Padre celestial. También muestra falta de comprensión del evangelio. El egocentrismo del asalariado, refleja una clara incapacidad de reproducir la esencia del evangelio, que es existir para los demás.
Hay un problema serio de naturaleza en la figura del asalariado. Probablemente las funciones y labores propias de la pastoral, son bien entendidas y desarrolladas, pero la naturaleza de sus motivaciones no corresponde a la del “buen Pastor”. Definitivamente ser ministro, no es sólo cuestión de habilidades y retórica, también es una naturaleza consolidada y perfectamente alineada a la esencia del pastor Jesucristo, que su vida da por las ovejas.
Creo que la pastoral debe ser tenida en alta estima y consideración, y el hecho de que una congregación o denominación tenga a sus ministros con salario, habla de bien de la estima que hay hacia ellos. Pero el presente escrito no es hablar del salario en si, sino de la motivación verdadera que impulsa el ejercicio ministerial. El problema del asalariado no es en si su salario, ya que el obrero es digno de su estipendio. El problema está en la esencia, ya que sus acciones y motivaciones son erróneas y anticristianas, por ende no son según el Espíritu de Cristo. No ve la vida de la ovejas como preciosas, de lo contrario no las abandonaría. Su corazón no es con las ovejas, ya que no las mira como su tesoro (Mateo 6:21). Su tesoro es su propia imagen, su propio éxito ministerial, sus propios beneficios financieros, satisfacer su vana egolatría; si en eso está su tesoro, en eso también está su corazón.
Abandonar no necesariamente es dejar la obra, es mas bien abandonar la esencia misional del llamado pastoral, que es ofrendarse por otros. La reproducción fidedigna de la pastoral Cristo céntrica nos convierte en un “ser para otros” y nunca un “ser para si mismo”. Abandonar la esencia misional de la pastoral, es no disponerse y existir para otros. Abandonar es tergiversar la praxis de Jesús y esperar ser servido antes que servir. Cuando tomamos el ministerio con intereses personal, estamos abandonando la naturaleza misma de nuestra vocación. No amar la grey, como el Señor las ama, es abandonar nuestra identidad Cristo céntrica. La trágica comedia de algunos; aun teniendo congregaciones para pastorear y púlpito para predicar, hace tiempo que en su corazón ya abandonaron las ovejas.
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Marco A. Huerta. Hay autorización para usar este documento o citar partes de interés en cualquier formato. Se pide mencionar siempre al autor y la fuente. No alterar el contenido. Cualquier otro uso consulte a marcohuertav@gmail.com
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